El día en que dejé de correr como hámster


El día en que dejé de correr como hámster

La pieza de la semana

Dejar de correr como hámster

El día en que dejé de correr como hámster convertí el agotamiento en claridad, y no fue haciendo más. Hubo días en los que sentía que hacía de todo. Saltaba de reunión en reunión, respondía correos en cadena, me llenaba de pendientes y terminaba exhausto, pero algo no cuadraba: tanto esfuerzo no se traducía en avance.

Un día cualquiera, terminé mi jornada con esa sensación amarga de haber estado muy ocupado, y poco presente. Me di cuenta de que había estado girando en una rueda, y no por deseo mío sino por el diseño tóxico que tenía ese lugar de trabajo a causa de sus líderes, precarios en herramientas y abundantes en mecanismos coercitivos. Ellos lograron que yo fuera como un hámster que corre y corre, sin ir a ningún lado.

Ese día, sin darme cuenta, decidí hacer algo distinto. Antes de volver a dejar que llenaran mi agenda, me hice una sola pregunta: “¿Esto me acerca a lo que de verdad quiero construir?” La respuesta fue no, fue incómodo al principio, y luego fue liberador.

Desde entonces, empecé a elegir con más calma y a sentar límites. A decir "no" sin culpa. A distinguir lo urgente de lo importante. A dejar de hacer por hacer, y empezó la claridad.

Conexiones inesperadas

No se trata de hacer más, sino de encontrar dirección

Este tema me recordó una parte del libro que escribí y del que es mi capítulo favorito: Dominar al dragón y rescatar a la princesa. En esa pieza, hablo de cómo el progreso profesional está lleno de incertidumbre, y cómo, muchas veces, corremos con la esperanza de llegar más rápido, cuando en realidad lo que ocurre es que estamos escapando de lo esencial al solamente obedecer para complacer a otros.

Encontrar equilibrio no se alcanza llenándonos de tareas. Se hace reconociendo nuestras limitaciones, reenfocar los deseos y entender que lo que nos hace avanzar no es la cantidad de movimiento, sino hacia dónde dirigimos nuestra energía.

El día que dejé de correr como hámster entendí que no estaba avanzando, y que solamente estaba ocupado. Hoy prefiero pasos cortos, y conscientes. Me enfoco más en la dirección que en la velocidad.

Caja de herramientas

Una herramienta que me ha servido la llamo "La pirámide del enfoque diario". Durante el día, cuando puedo, me pregunto:

  1. ¿Qué actividad de hoy me acerca a lo que quiero construir?
  2. ¿Qué puedo hacer para que ese proceso ocurra?
  3. ¿Qué necesito cuidar de mí para estar bien mientras avanzo?

Estas preguntas funcionan como una pirámide de tres caras que me ayudan a ver desde distintos ángulos una misma situación.

¿Quieres explorar más herramientas prácticas relacionadas con este tema? Descúbrelas en mi más reciente libro, el podcast, las meditaciones, o únete al canal de WhatsApp.

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